Reserva Natural Absoluta Cabo Blanco 🌿🌊 | El origen de nuestras áreas protegidas
¿Sabías que la primera reserva del país está en la península de Nicoya? Pues sí, Cabo Blanco es la pionera y gracias a ella hoy podemos disfrutar de tantos parques nacionales. Además, es una joya natural frente al mar con senderos, vida silvestre y una playa alucinante.
🧭 ¿Cómo llegar?
Desde Montezuma, seguí la carretera costera hasta Cabuya, y ahí seguí los rótulos hacia el Parque Nacional Cabo Blanco, Sector Cabuya.
🎒 ¿Qué llevar?
Ropa cómoda y liviana, traje de baño, paño, protección solar, repelente, mucha hidratación, snacks para el camino y fuerte comida para el picnic.
📌 Especificaciones
- Vehículo: Automóvil
- Parqueo: Sí
- Mascotas: No
- Camping: No
- Contacto: 2642-0093 / 2642-0096
- Costo: ¢1600 nacionales / $12 extranjeros
- Dificultad: Media-Alta
- Distancia: 10 km (ruta larga)
🌳 Nuestra experiencia en Cabo Blanco
Llegamos cerca del mediodía y lo primero que hicimos fue estacionar con ayuda de un guardaparques que nos recibió súper amable. Preparamos los chunches, pagamos la entrada y recibimos las indicaciones para escoger nuestro sendero.
La reserva tiene tres senderos:
- Uno circular de 2 km
- Uno especial para adultos mayores y niños de 1 km
- El principal, de 10 km hasta Playa Cabo Blanco (nuestro elegido 💪)
Optamos por el largo porque andábamos en modo vikingo. El sendero está bien marcado y empieza subiendo un cerrito de unos 200 metros de altura. Apenas pasaron 5 minutos y ya sudábamos como si estuviéramos corriendo una maratón, pero todo el trayecto es bajo sombra y rodeado de naturaleza en su estado más puro.
En el kilómetro 5 nos topamos con una boa enorme al lado del camino. La vimos, nos vio… y le tomamos varias fotos mientras se alejaba sin apuro. 🐍
Al comenzar a bajar el cerro, se escucha y se siente la brisa del mar. Esa señal que te dice que estás cerca del paraíso. Y cuando se abre el paisaje… ¡BOOM! Playa Cabo Blanco aparece con su arena blanca, agua cristalina y enormes paredes de roca que la rodean. Un lugar sencillamente espectacular.
Nos tiramos al agua sin pensarlo, mientras los pelícanos pescaban a escasos metros. Estuvimos un buen rato nadando, tomando fotos y hasta perdimos una parte del trípode en el proceso, pero valió cada segundo. Cerramos con un picnic merecidísimo bajo la sombra.
A las 3 p.m. nos empezaron a avisar que había que devolverse, ya que el parque cierra a las 4. Subir de nuevo el cerrito costó un poco, pero después fue bajadita hasta el parqueo y ahí terminó una aventura épica en la primera reserva natural del país.
Cabo Blanco es historia, aventura y belleza pura. Si te gusta caminar, sudar y llegar a una playa escondida como recompensa… este lugar es para vos. 🌴