Nos encanta visitar áreas de nuestro país que aún no han sido tan exploradas. Así que volvimos a La Alegría de Siquirres donde nuestro amigo Franco nos llevó descubrir un río con cataratas simplemente increíbles… pues resulta que Siquirres está hasta la madre de cataratas
¿Cómo llegar?
Se agarra la ruta 32 hacia Limón, cuando se llega a Siquirres se gira a la derecha hacia La Alegría de Siquirres por media hora más hasta llegar al pueblo. De ahí se continua para arriba unos 15 minutos hasta doblar a mano izquierda por una calle de lastre hasta llegar a la entrada de la catarata.
Waze: https://waze.to/lr/hd1u93c1r0
Distancia:4 kms totales
Dificultad: Media-alta
Accesibilidad: No
Vehículo: Preferible carro alto pero automóviles llegan.
Parqueo: En la calle
Mascotas: No
Camping: No
Contacto: Franco 8723-6191
Costo: ¢6000 con guía
¿Qué llevar? Ropa fresca y cómoda, traje de baño, paño, repelente, drybag, hidratación, comida para compartir y excelente actitud.
Salimos tempranísimo para Siquirres, lo tuanis de este paseo es que íbamos con las ganadoras de la rifa así que era súper secreto y no les podíamos decir para donde íbamos. Igual nosotros tampoco conocíamos el lugar sólo a guía…eso lo hace más tuanis. Antes de llegar al centro del pueblo de La Alegría nos topamos con nuestro guía Franco, a quien habíamos conocido en otro paseo a la catarata del Río Perla.
Para llegar al punto de inicio atravesamos el centro del pueblo y doblamos a la izquierda por una calle de lastre, pasamos unos potreros de fincas hasta llegar a un bosquesito donde Franco nos indicó que habíamos llegado a la primer catarata llamada El Ángel. Juntamos nuestros chunches y caminamos sin saber cuánto había que caminar… y la sorpresa fue que la catarata estaba ahí nomasito bajando, a 100 m ya se veía la caída de agua entera y era realmente tuanis.
El sendero de bajada para llegar a esta primera catarata fue bastante técnico pero no imposible, ya que hay unos mecates para bajar la parte más empinada. Luego de eso ya uno se encuentra abajo. La recomendación es llevar las manos libres para aferrarse a las raíces, piedras y cualquier cosa que funcione de apoyo. Una vez abajo solo caminamos por el río 25 m más hasta llegar a la catarata que tiene mínimo unos 30 metros de altura y tiene una delicia de poza en frente.
Nos quitamos los chunches de encima y empezamos a disfrutar el spot a nuestro estilo, o sea nos metimos al agua, chapoteamos y disfrutamos el lugar por casi una hora. Lo tuanis es que atrás de la catarata hay una cueva donde uno se puede meter y relajarse. También se puede pasar detrás de la catarata y ver como cae el agua delicioso, además que quedan unas fotos buenísimas. Ya luego nos fuimos de nuevo al carro porque nos quedaban otras cataratas más por delante.
Continuamos como 10 minutos más en carro por el mismo camino hasta que vimos un rótulo que decía Catarata San Alejo, ahí volvimos a bajarnos del carro para ponernos a caminar por el bosque. El recorrido es de bajada por un sendero todo bonito, solo había una sección con un árbol caído donde sin mucho problema bordeamos el área jodida por el río y nos volvimos a meter al sendero.
Después de caminar una media hora hacia abajo llegamos a una intersección donde pasamos por un antiguo rancho, y después de bajar unos gradas llegamos a ver la catarata San Alejo que nos tomó por sorpresa en media curva… Es increíblemente guapetona, rodeada de piedra y un bosque súper tropical sensación. Los últimos 5 metros de bajada son sumamente resbaladizos, así que hay que tener cuidado.
Una vez en las piedras frente a la catarata nos dimos la árdua tarea de hacer sanguches pal picnic y disfrutar de este lugar sin igual, frente a una catarata poco frecuentada y con mucho potencial , ojalá se den la vuelta por acá. Está es la más grande de todas y obvio había que meterse al agua, porque en toda catarata hay que meterse (solo si es seguro), el agua estaba riquísima así que aprovechamos un buen rato para llenarnos de energía y seguir con la caminata.
Luego de este mini picnic íbamos de vuelta hasta que nuestro guía nos hizo desviarnos en el camino para llevarnos a otra cascada escondida y mejor aún… sin nombre. El camino fue sobre el río unos 300 metros máximo, y llegamos a una pared de piedra con una caída de agua super paradisiaca. El tamaño no era grande, pero su belleza era gigante, rodeada de el mismo bosque tropical húmedo siempre verde de la zona.
Aquí estuvimos poquito comparado a los otros spots, aún así fue suficiente para que Karlita se nos durmiera en su hamaca pink Ticket to the Moon. Después de estar aquí un ratico, nos levantamos y terminamos de subir el sendero que nos llevaba hasta el carro.
***BONUS!!! – A la vuelta Franco nos llevó a comer el mejor rice&beans del mundo mundial… a una Soda Tía Yoli, cerca del centro de la Alegría de Siquirres, de verdad estaba buenísimo!