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17 jun 2016

Catarata Chindama – La joya escondida de Guápiles

iconAlta
iconMás de 10km
iconCarro alto
iconMenos de 5000
iconNo Accesible
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Que Buen LugarPublicado en Que Buen Lugar · 17 jun 2016
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Esta zona de Guápiles es una mina de cataratas chuzas que hay que descubrir.Una vez más gracias al Gran Don Hugo llegamos a esta catarata que hace mucho tiempo queríamos ir pero no habíamos podíamos llegar. Aquí se cumple el famoso dicho “persevera y vencerás” después de varios intentos finalmente logramos llegar a Chindama y todo el tiempo de espera valió la pena.

🗺️ ¿Cómo llegar?

La caminata comienza desde una propiedad privada cercana a la casa de Don Hugo en Guápiles. Es mejor contactarlo directamente para coordinar la visita.

📞 Contacto: Hugo Durán – 8405-9220

📋 Especificaciones

Vehículo

Todo vehículo llega, pero preferiblemente alto, ya que hay camino de lastre.

¿Parqueo?

Sí, en la propiedad de amigos de Don Hugo.

Costo

  • ₡6000 por persona
  • Camping: ₡2000 por persona (noche en tienda)
  • Hospedaje básico: ₡5000 por persona en cuarto

¿Qué llevar?

Ropa cómoda, zapatos para mojar, traje de baño, bloqueador solar, gorra, hidratación, snacks, jacket ligera y buena vibra para la aventura.

Distancia total

10 km (5 km de ida + 5 km de regreso)

Tiempo estimado

7 horas aprox.

Dificultad

Alta – terreno quebrado, mojado y técnico, con varios cruces de río.

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🥾 Nuestra experiencia

Salimos bien temprano desde San José porque Don Hugo nos advirtió que la caminata era larga (unas 3 horas solo de ida) y que por los aguaceros, era mejor devolverse antes de las 2:00 p.m. Nos encontramos con él en su casa y luego nos dirigimos a una finca cercana donde dejamos los carros. Ahí nos encontramos con dos baquianos más: Jaime, un amigo de Don Hugo, y dos gringos aventureros que han recorrido muchísimas cataratas en Costa Rica y venían por la famosa Chindama.

La caminata empezó fuerte, con una “pared” de barro que prácticamente había que escalar. Por dicha, había un cable metálico para ayudarse y aunque intimidante, fue posible subirla. El bosque estaba chivísima y al poco rato escuchamos el sonido del río Mercedes, una joyita de aguas cristalinas que cruzamos varias veces. Eso sí, ¡las piedras parecían jabón! Así que tuvimos que ir paso a paso, con mucha cautela y equilibrio.

Después de un rato de bosque, barro y río, Don Hugo nos advirtió que estábamos cerca y que lo que íbamos a ver nos haría soñar. ¡Y no se equivocó! La Catarata Chindama es una caída de agua gigantesca, rodeada de piedras enormes y mucho verde. El sonido es brutal, el agua cae con fuerza y la energía del lugar es simplemente mágica.

Ahí empezó el ritual: fotos, videos, selfies… y, por supuesto, Tavo y Jorge se lanzaron al agua como buenos valientes. El resto prefirió tertuliar desde la orilla, disfrutando el paisaje. Luego sacamos la comida y unos guches para agarrar fuerzas para el regreso. Ya con el estómago lleno y el corazón contento, emprendimos el camino de vuelta. Por dicha no llovió, y de paso nos topamos con un tucán hermoso. 🐦

Una vez más, Guápiles nos dejó con la boca abierta. Y lo mejor: con ganas de seguir descubriendo sus secretos.

🗓️ Fecha del paseo: Abril 2016

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