🌴 Bocas del Toro – Panamá (por tierra)
Nos fuimos todo un finde a una verdadera joya del Caribe. Sí, Bocas del Toro está más cerca de lo que pensás... y para demostrarlo agarramos los chunches, el pasaporte y nos fuimos por tierra directo a Panamá. Un viaje diferente, vibrante y lleno de aventuras tropicales.
📌 Información útil
🚗 ¿Cómo llegar?
Hay que llegar hasta la frontera sur por Sixaola. De ahí solo hay que dejarse llevar por el flow… los locales se encargan de guiarte paso a paso hasta llegar a Bocas del Toro.
👉 Con Waze
- Vehículo: Cualquiera
- Parqueo: En Sixaola, ₡4500 la noche
🥾 ¿Qué llevar?
Traje de baño, paño, hamaca, repelente, bloqueador solar, gorra, ropa de cambio y una actitud increíble para disfrutar al máximo.
🐾 Extras
- Distancia: Lo que querrás explorar
- Dificultad: Cero
- Mascotas: Complicado, pero no imposible
- Camping: No
- Contacto: Selina Hostels
- Costo: Desde $12 la noche
🧳 Día 1 – Rumbo al paraíso
Nos levantamos como campeones a las 4 a.m. y manejamos hacia el sur. A las 7 ya estábamos desayunando en un restaurante una hora antes de la frontera. A las 8:30 ya estábamos parqueando en un lote seguro al final de la calle de lastre en Sixaola, alistando los chunches para cruzar la frontera.
El proceso fue bastante sencillo: fila de migración y aduanas de Costa Rica, luego el paso a Panamá, y en cuestión de 45 minutos ya estábamos montados en una microbús rumbo a Admirante, desde donde salen las lanchas a Bocas. El viaje en lancha dura unos 30 minutos hasta llegar a Isla Colón.
Una vez en la isla, fue facilísimo encontrar el Selina Colón, un hostal increíble frente al mar, con deck, sillas para vegetar todo el día y un ambiente buenísimo. Mientras nos daban la habitación, almorzamos algo y salimos a caminar por el centro de la isla.
Nos recomendaron cruzar a Isla Carenero, justo frente al Selina, así que lo hicimos. Aunque estaba lindísima, nos tuvimos que devolver al rato porque las purrujas y mosquitos estaban on fire y no llevábamos repelente (¡no se les olvide!).
De vuelta en el hostal, descansamos un rato para luego disfrutar una noche épica con música en vivo. Hubo pachangón, buen ambiente y hasta Tavo armó un trencito que puso a todos a bailar.
🏝 Día 2 – Aventura y relax
Nos levantamos con vista al mar para un desayuno delicioso en el deck del Selina. Luego, nos alistamos para tomar una lancha que nos llevaría directo a Red Frog Island, donde nos hospedaríamos la segunda noche.
Dejamos los chunches en el nuevo Selina Red Frog (que estrenamos oficialmente 🤩) y continuamos hacia Isla Zapatilla, donde nos esperaba el resto del grupo. La isla es increíble: agua de pipa, coco y mucho snorkel. Aunque el clima no fue el mejor, la buena vibra del staff y los extranjeros hizo que fuera un día bomba.
Cuando el hambre apretó, nos fuimos a almorzar a un restaurante en otra islita, construido sobre pilotes con puentecitos paradisíacos. Después del almuerzo, colgamos la hamaca Ticket to the Moon y descansamos bajo el sonido del mar.
Más tarde, intentamos hacer wakeboard... y aunque solo Glori y Tavo lo lograron, igual nos divertimos como chiquillos. De regreso en Red Frog, descansamos antes de otra noche cargada de música en vivo, fiesta con pintura neón y electrónica hasta que el cuerpo aguantó.
🌊 Día 3 – Despedida con sabor a playa
Amanecimos con energía y nos fuimos a conocer la Playa de Red Frog, a unos 10 minutos caminando desde el hostal. El camino pasa entre selva tropical y de pronto aparece la playa con arena blanca y mar turquesa.
El mar estaba un poco bravo, pero el color del agua era irreal. Caminamos hasta un mirador tipo deck, parecido al de Manzanillo, con sombra fresca y vista espectacular. De regreso, pusimos las hamacas y nos tiramos en la manta… hasta que una ola traviesa se llevó los chunches de Glori, ¡incluyendo su cámara! 😱 Aunque eso nos bajó el ánimo un toque, igual seguimos disfrutando la última mañana en el paraíso.
Al mediodía, volvimos al hostal a almorzar, empacar y comenzar el viaje de regreso: lancha a Colón, bus a Admirante y luego el cruce fronterizo hasta llegar a San José como a las 8 p.m., cansados pero felices y realizados.
Sí se puede. En un solo finde, fuimos a Bocas del Toro por tierra: fácil, barato y épico.